Foo Fighters volvió a los escenarios

En algunas partes del mundo, lentamente, están volviendo a la normalidad. Tal es el caso de los Estados Unidos, en especial del Madison Square Garden que anunció la reapertura por primera vez desde marzo de 2020.

Dave Grohl, líder de Foo Fighters, anunció que la banda se presentará en el famoso teatro de Nueva York el 20 de junio, con capacidad total. “Estuvimos esperando este día durante más de un año”, destacó el cantante y guitarrista. Nueva York, preparate para una noche larga, con gritos por los 26 años de Foos”, agregó entusiasmado.

El grupo brindó su primer concierto luego de más de 12 meses, en el Canyon Club, Hills, California, con capacidad para 600 personas. Los fans que disfrutaron del encuentro estaban vacunados contra el COVID-19 y sirvió como ensayo previo a la presentación en el famoso estadio, este próximo fin de semana.

La banda brindó un potente show, con 23 canciones, arrancando con “Times Like These” y cerrando con “Everlong”. En el medio, según describió NME. También hubo lugar a algunos de los temas de su último álbum Medicine At Midnight.

Como suele pasar en varios de los shows de Foo Fighters, en el set hay lugar para unos buenos covers. En esta oportunidad fue el turno de Queen con “Somebody To Love”. El baterista Taylor Hawkins se hizo cargo de la voz, mientras Grohl y el resto de los integrantes aportaron toda su energía para este momento tan especial. En otras oportunidades, la elegida había sido “Under Pressure”.

En febrero, el grupo estadounidense estuvo en el programa “Sofa Session, en la BBC Radio 2, donde interpretó un cover de los Bee Gees, el exitoso “You Should Be Dancing”. La respuesta del público fue muy buena y, sin perder el tiempo, la banda salió al ruedo con otra sorpresa. Dave junto a sus muchachos interpretaron un clásicos de Andy Gibb, hermanos de los integrantes del famosa banda, en “Shadow Dancing”.

Fue como parte de un evento virtual junto a otros artistas donde Hawkins también puso su voz al hit que Gibbs publicó en 1978 y que le dio título al álbum. Andy, quien colaboró con sus hermanos, murió a los 30 años, en 1988, de una miocarditis, luego de una larga adicción a la cocaína.